España se ve obligada a hacer una transición hídrica por carecer de agua y por un futuro nada optimista
España se dirige hacia un escenario complejo a la hora de gestionar sus recursos hídricos. Este hecho necesitará de la actuación no solo política, sino también económica y social durante las próximas décadas. Según los datos del ministerio de Transición Ecológica, indican que viviremos reducciones de hasta un 25% en toda España y alrededor de un 40% en el sureste de la península a finales del presente siglo.
En los últimos 40 años, la temperatura en España ha aumentado en 1,8ºC
El denominado Panel Intergubernamental de Naciones Unidas para el Cambio Climático, indica en los informes, que España tendrá menor cantidad de lluvias y un incremento del calor. Dicho auge repercute en la evapotranspiración y con ello, nos sentiremos amenazados por las sequías que serán más prolongadas y se aumentará la frecuencia. En las últimas cuatro décadas, hemos comprobado cómo la temperatura ha aumentado en 1,8 ºC, tomando como referencia los datos proporcionados por la Agencia Española de Meteorología.
La situación vivida, requerirá de planes de adaptación y de gestión del agua, además de una transición hídrica que ajuste los usos y la gestión del agua. Es algo parecido a lo que se está experimentando a través de la transición energética. La vicepresidenta de España Ribera en un foro sobre el futuro del agua declaró lo siguiente: «España necesita un replanteamiento urgente y profundo de los usos, gestión y planificación del agua. Abordamos reformas que requieren determinación, sensibilidad social, inversión pública y diálogo con todas las partes interesadas».
La escasez de agua pone en serio peligro la subsistencia del sector agrícola
La sequía que estamos viviendo actualmente en el territorio español se aprecia en la capacidad de generación de energía hidroeléctrica a causa de la escasez de agua de los embalses, que pone en serio peligro la subsistencia del sector agrícola. Este sector ha ido aumentando el peso del regadío por España, independientemente de los recursos hídricos del territorio, hasta superar el 60% de la producción. Tomando como referencia los datos del Ministerio de Transición Ecológica, los usos agrarios concentran el 80% del agua consumida anualmente en nuestro país.
Julio Barea, responsable de agua de Greenpeace España ha destacado: «Los planes de adaptación al cambio climático de España deberían incluir a los regadíos. No podemos tener más de 4 millones de hectáreas de regadío en España, y son datos de las hectáreas legales. Hay que hacer una disminución y adaptar los cultivos al clima que tenemos, no podemos seguir plantando cultivos tropicales como mangos y aguacates. Tu no te vas al Sáhara y te pones a plantar maíz. Estamos sin agua y vamos a tener menos».
El aumento de la producción agrícola de regadío en nuestro país, ha ido acompañada de una mayor eficiencia del riego y el consumo de agua, pero lo cierto e que el regadío sigue aumentando superficie frente a una cantidad de agua que escasea cada vez más. Barea indica que todos los planes de cuencas están incrementando la superficie de regadío y que nos encontramos ante una sequía meteorológica por la falta de lluvias, pero no es la única. «Está la sequía hidrológica que se debe a que hay más demanda de agua que cubrir que la disponible. La tendencia es que cada vez haya menos precipitaciones y esto va a llegar sí o sí», apunta.
Por último, indica también que los datos de consumo de agua para la agricultura no incluyen el agua sustraída de manera ilícita para el regadío. Se trata de una práctica muy habitual desarrollada en el campo, pero se desconoce cuál es el alcance real. Según una estimación realizada por Greenpeace, se está robando agua subterránea equivalente a lo consumido por una población de 118 millones de habitantes.